El astigmatismo es un error de refracción, como la miopía, la hipermetropía y la presbicia. En esta ocasión lo definiremos, como ya es habitual en nuestros post sobre salud visual.
Los errores de refracción hacen que los rayos de luz que entran en los ojos se curven de manera incorrecta para transmitir imágenes al cerebro.
Usando el símil de comparar un ojo con una cámara fotográfica, el ojo dispone de un objetivo, que es él mismo, de una lente especifica, que es el cristalino y la película es la retina.
Si el ojo es normal, la imagen se recibe en la retina. En el caso del astígmata puede ocurrir que por la misma presión de los párpados o por cualquier otra causa, se deforme no la longitud del ojo, sino la curvatura de las superficies externas: la córnea o el cristalino, o los dos a la vez. La imagen que se recibe está deformada, ya que la superficie a través de la que ven, también lo está. Es decir, la curvatura de sus lentes altera la imagen. El ojo no puede corregir este defecto, por lo que el astígmata para ver correctamente, necesita utilizar lentes de contacto o gafas que lo compensen.
El astigmatismo es muy común, ya que el 90% de las personas lo tienen, pero la causa de su aparición es todavía desconocida. Normalmente, se presenta desde el nacimiento, bien independientemente o también en ocasiones puede ir acompañado por algún otro defecto visual como la miopía o la hipermetropía.
En el astigmatismo el grado del error de enfoque es diferente según el eje del meridiano de fijación, es lo que provoca que los objetos se vean distorsionados. Existen 3 tipos de astigmatismo:
- Simple: aparece en un solo eje.
- Compuesto: igual al anterior, se asocia a la miopía si los dos ejes enfocan delante de la retina y se asocia a la hipermetropía si enfocan detrás.
- Mixto: cuando un eje enfoca delante y otro detrás.