La luz azul, o luz visible de alta energía como también se la llama, es la luz cuya longitud de onda está comprendida entre los 380 y 495 nanómetros, esto la convierte en la más fuerte del espectro visible que entra en nuestros ojos y va directamente a la retina.
Esta luz está en todas partes ya que es el tipo de luz que emana de los aparatos electrónicos y luces de bajo consumo, la luz azul en sí no es peligrosa, pero sí la sobreexposición a la misma. Se calcula que la tercera parte de la población adulta pasa entre cuatro y seis horas diarias frente a estos aparatos, pudiendo llegar a las diez o doce horas casi el 15% de los casos.
Algunos estudios demuestran que someter a la retina a luz azul puede provocar la muerte de células retinianas y contribuir a desarrollar DMAE (degeneración macular asociada a la edad).
Hoy día es posible cuidar nuestra retina de la luz azul gracias a diversos filtros, como por ejemplo los filtros CSR patentados por Celia Sánchez-Ramos, directora del departamento de Optometría y Visión de la Universidad Complutense de Madrid y premio de la ONU a la mejor inventora del año, o las lentes Crizal Prevencia de Essilor.
Estas nuevas lentes que filtran de forma selectiva la luz perjudicial (UV y azul-violeta) dejando pasar la luz útil.
- Proporciona 25 veces más de protección a los rayos UV para lentes transparentes.
Estos rayos pueden ser la causa de patologías oculares como las cataratas. Los efectos de estos rayos se van acumulando con el tiempo.
- Bloquea el 20 % de la luz azul-violeta reduciendo el índice de muerte celular de la retina.
La luz azul-violeta es perjudicial para las células de la retina y uno de los mayores factores de riesgo de aparición de DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad) que es una de las principales causas de ceguera.