Los ojos son unos órganos increíbles, de hecho, son los más complejos de nuestro cuerpo junto con el cerebro y solamente crecen un 35 % desde el momento del nacimiento.
La parte más extensa de nuestro ojo es la esclerótica lo que comúnmente llamamos el blanco de los ojos. Está constituida por tejido fibroso que en su parte delantera se transforma en una membrana llamada córnea. Ambos tienen una función protectora, pero además la córnea también tiene una función óptica, por eso es transparente.
La capa intermedia del ojo se llama uvea y se compone de tres partes: coroides es la capa que nutre a la retina; en la zona anterior del ojo, la uvea se transforma en el cuerpo y en el iris, cuyo orificio central es la pupila, la cual actúa como un diafragma del sistema óptico adaptándose a la intensidad de la luz. La pupila de los ojos oscuros se dilata peor y más lentamente que la de los ojos claros.
La parte delantera del iris puede tener varias coloraciones que proporciona el color a nuestros ojos. El color dependerá de la cantidad de melanina que contenga el iris y también está relacionado con el color de la piel.
Detrás de la pupila está el cristalino que es una lente biconvexa y elástica de 11-12 dioptrías y un poder de acomodación de 14 dioptrías. Su propósito es permitir enfocar objetos situados a diferentes distancias.
La retina es tejido nervioso y se considera una prolongación del encéfalo. Se encarga de transmitir las impresiones luminosas al cerebro. La retina es un mosaico de 130 millones de células nerviosas, sensibles a la luz, que se denominan fotorreceptores o receptores de luz. Gracias a ellos podemos ver de día y de noche. Tenemos unos fotorreceptores especializados en luz de día, otros en ver colores, otros en ver solo luz, otros en ver de noche. Los especializados en ver colores, son los de la visión cromática, se llaman conos y los especializados en la visión nocturna se denominan bastones. Cada ojo tiene más o menos unos 125 millones de bastones y 7 millones de conos.
En condiciones físicas normales, somos capaces de distinguir casi 10.000 tonos de colores distintos. Además de los tonos, podemos advertir hasta 10 millones de grados de luz. En muchas ocasiones, nos sorprende la velocidad de procesamiento de los ordenadores, pero nuestros ojos son todavía más rápidos. Cuando estamos despiertos, nuestros ojos en un segundo, envían al cerebro unos 1.000 millones de datos por segundo.
Siendo tan importantes es vital cuidar bien de ellos. En cualquiera de nuestras tiendas encontraras los mejores profesionales para atenderte.